Queremos tener el control de todo, pero hay solo tres cosas que puedes controlar. Si te preguntaras qué es lo que puedes controlar de tu vida en este mismo instante, ¿qué elementos aparecerían en tu lista? Es posible que si tomas una hoja en blanco, seas capaz de llenarla con conceptos que crees que puedes controlar. No obstante, te irás dando cuenta de que solo tres de ellas reúnen las condiciones para quedarse en esa lista.
La tríada básica de lo que puedo controlar
Por mucho que intentes controlar todos los factores que con entusiasmo incluiste en tu lista, la realidad te mostrará que solo podrás hacerlo con tres de ellos:
• Lo que pienso
• Lo que siento
• Lo que hago
Estas tres cosas se encuentran bajo mi absoluta gestión. Es decir, soy la única persona responsable de su desarrollo.
Tal vez te preguntes cómo es posible ser responsable de lo que sientes, pero lo cierto es que no hay grandes misterios alrededor de este hecho, sino que todo se basa en el entrenamiento. Lo que siento es el resultado directo de cómo abordo las diferentes situaciones que me rodean’. Por lo tanto, la forma en que yo decida mirar algo, me condicionará la manera en la que me siento con respecto a ello. Por último, es con respecto a cómo me siento que actuaré.
De esta forma, puedo empezar a hacer cosas que antes no hacía y, por supuesto, dejar de llevar a cabo hábitos nocivos.
La causa primera de mis acciones es la mente. Dependerá de cómo yo la alimente, que ella me llevará a ver las cosas de determinada manera y a actuar en consecuencia.
Soy libre de llevar a mi mente al estado al que decida hacerlo. Nadie más puede tener efecto sobre cómo me siento.
¿Por qué debo saber lo que puedo controlar?
Nuestro afán por controlarlo todo nos lleva a volcar un enorme caudal de energía en factores que, tarde o temprano, nos damos cuenta que están totalmente fuera de nuestra voluntad. Sin embargo, antes de comprender esto, estamos convencidos de que lograremos el control sobre esas cosas. El problema comienza a gestarse cuando, después de varios intentos, la frustración comienza a asomarse a nuestro estado de ánimo para corroerlo.
Por lo tanto, tomar consciencia de lo que puedo controlar, me permitirá:
• Sanar mi mente
• Concentrar mis energías en lo que sí puedo controlar
• Me centro en mí mismo
• Desarrollo una actitud amable y amigable para con la vida
• Gano amplitud mental
• Adquiero poder
¿Cómo llevar a la práctica la tríada básica?
Ahora que la conoces, necesitas saber cómo ponerla en práctica en situaciones de la vida real. Imagínate que te encuentras atravesando una situación compleja que te produce angustia. Antes de dejarte llevar por la tentación de sentirte la víctima de las circunstancias, recuerda que un abordaje diferente te llevará a sentirte distinto con respecto a lo que te ha tocado vivir, y por consiguiente, a actuar de manera diferente.
Cuando sientas que la vida puede más, pregúntate cómo te gustaría sentirte en esos momentos. Acto seguido, mira la situación de forma tal que ese estado de ánimo sea la consecuencia directa de tu abordaje. El resultado final será actuar de forma tal que te demuestres a ti mismo que tienes, y que siempre has tenido, el control.
Te comparto este vídeo donde puedes seguir abriendo tu mente: