Lo que pienso, siento. Esta es una ley de la mente, una ley verdadera. Es la base de lo que cada día vives, sientes y como consecuencia haces o dices.
La gran confusión es que puedes pensar, que lo que sientes, viene de cosas externas: situaciones, comentarios, momentos… Es normal, yo también pensaba lo mismo al principio en este camino de saber quién eres.
Cuando en tu día a día no usas esa ley mental, que dice: lo que pienso siento, lo más normal es que la sensación de sentirte víctima sea la que opere en tu día con mayor asiduidad.
Y… ¿cómo puedes saber si estás en esa sensación de víctima? Pues comprobando que si te quejas, si juzgas continuamente, esa sensación te proporciona un malestar continuo.
Date cuenta, estás durante todo el día interaccionando con gente y moviéndote en situaciones diversas. Cuando tu enfoque está en lo externo, es cuando vives en esa montaña rusa emocional, ya que aparenta que todo eso externo es lo que te hace sentir.
El camino de la libertad total pasa por esta ley mental: saber que lo que sientes viene de ti, de tu elección de pensamiento.
¿Sabes que puedes elegir el pensamiento? Al principio de esta andadura, en el camino del autoconocimiento, los pensamientos parecen no tener dueño. Incluso puede que no seas consciente, de que estás todo el tiempo pensando, hasta que empiezas a entrenar y observas ese continuo movimiento del pensamiento. Poco a poco te permites elegir esos espacios de descanso.
Los pensamientos son lo que evocan esa sensación en ti, es lo que te proporciona el sentir. Los pensamientos cambian, lo que único que no cambia eres tú, es esa sensación de ti.
Tú eres el experimentador de lo que piensas, por eso ante cualquier situación, según lo que pienses de la misma, así la vivirás y la sentirás. Tú determinas cómo quieres ver las cosas.
Podemos ver la existencia de dos tipos de pensamientos, según Un Curso de Milagros, los verdaderos y lo falsos.
La diferencia está en que unos están alineados con tu naturaleza esencial y te llevan a una sensación de paz. Los otros te proporcionan una sensación de no paz, de carencia, de limitación, de miedo, de culpabilidad… Esos pensamientos son falsos, ya que su experiencia es opuesta a tu naturaleza: la paz.
Tu naturaleza esencial es paz, y por eso, cuando usas pensamientos que te llevan a experimentar paz, te sientes genial. Lo que resuena en tu interior te lleva a una experiencia de bienestar.
Esta ley fundamental es un mecanismo que sólo se puede aprender mediante la experiencia.
Cuando más experimentas, más claridad sientes, hasta que llega un momento donde no hay duda, donde solo hay verdad.
Así que es momento de te pongas manos a la obra y te pongas a experimentar.
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