Esta es una frase que se escucha a menudo: “La felicidad son momentos” o “La felicidad se mide en momentos”.
Yo también lo pensaba hace años. Conforme he ido actualizando mi sistema mental y ampliando la consciencia, me he dado cuenta de que es una idea errónea.
Además, piénsalo, si la felicidad son momentos, menudo rollo, ¿no crees? Sólo estarás feliz a ratos y, dependiendo de tu suerte, más tiempo o menos.
Entonces, si esas sensaciones de felicidad son temporales, ¿cuáles son las sensaciones que permanecen cuando no está la felicidad? Entiendo que si no hay felicidad, que es lo máximo, habrá algo peor, ¿no?
Esa era una de mis reflexiones hace años. Poco a poco fui encontrando la respuesta a esta reflexión. Y me pregunté: ¿si quiero ser feliz todo el tiempo, que he de hacer?
Hay dos cosas a tener en cuenta para llegar a una conclusión certera sobre esta reflexión. Por lo menos, así lo hice yo.
Primero: ¿qué es la felicidad?
La felicidad, para el sistema de pensamiento del ego, está relacionada con ideas sobre éxito material, diversión extrema, sostener una buena imagen, incluso fama… Con estas pistas te puedes hacer una idea.
Desde el sistema de pensamiento de Espíritu, lo no físico, la felicidad es la paz interior, la quietud mental. Eso no quiere decir que no puedas tener éxito material, fama o lo que quieras, simplemente sabes que la felicidad no proviene de algo externo.
Una vez que ya conocemos esta importante primera conclusión, pasamos a la segunda.
La felicidad es tu estado natural, así de simple. Por eso es lo que buscas en todo momento. Al principio de la búsqueda de ese estado, se suele empezar buscando fuera, creyendo que lo que uno siente es debido a lo externo. Con el tiempo, uno empieza a ver que lo externo no tiene esa capacidad de hacerte sentir, esa capacidad es solamente tuya.
La felicidad está en ti, es algo interno, eres tú.
Si quiero sentir felicidad todo el tiempo, tendré que hallarla en algo que siempre está. Y lo único que siempre está en tu vida, ¡eres tú! Y cuando digo tú, te hablo de esa esencia que eres, ya que si la felicidad la basas en tu cuerpo físico también cambia, no siempre está igual.
Esas fueron las conclusiones de mi reflexión acerca de la felicidad: saber que la felicidad era precisamente la paz interior, para luego darme cuenta que lo que realmente buscaba era a mí misma, ya que era lo que siempre permanecía en mí día a día.
Con el entrenamiento se van eliminando esos obstáculos que uno mismo pone de forma mental, pensando que lo busca es algo externo.
Y atención, eso no quiere decir que renunciemos a lo externo, sino que cuando vayas a por algo externo, pongas atención desde que nivel de conciencia lo haces y siempre teniendo en cuenta que nada externo te puede hacer sentir.
Esta idea es la que uno va permitiéndose aceptar poco a poco, ya que al principio choca con nuestras propias creencias acerca de dónde nace nuestro sentir.
Por eso el entrenamiento es vital.
Aquí te dejo una clase gratuita para que puedas seguir profundizando y aprendiendo sobre ti.