La autoestima nace de lo que se genera cuando te miras a ti mismo.
Ejercicio para reencontrarte con tu autoestima
Cierra los ojos: los ojos cerrados nos permiten concentrarnos en nosotros mismos. El mundo exterior deja de bombardearnos con sus permanentes estímulos y pasamos a ser nosotros y solo nosotros.
Responde: ¿Qué piensas sobre ti mismo?: abre tus ojos y escribe todo aquello que has pensado.
Pensamientos vs realidad
Ahora que te enfrentas al papel escrito, debes tomar consciencia de que lo que tienes delante de ti no son más que pensamientos. Es decir, es lo que tú crees de ti mismo, no la realidad.
Para que este concepto te quede más claro, imagínate haciendo este mismo ejercicio ayer y una semana atrás. ¿Hubieras pensado lo mismo? ¿Te sentías igual con tu propio interior de cómo te sientes ahora? Claro que no. Los pensamientos tienen la facultad de columpiarse en nuestra mente y, tal como hace un péndulo, pasan de un extremo a otro.
No pensamos lo mismo de nuestra persona después de que nuestro jefe nos felicita por la excelente labor de los últimos seis meses que cuando descubrimos que nuestro hijo nos ha estado mintiendo durante semanas.
Sin embargo, hay algo muy curioso en estas dos situaciones tan opuestas, y eso es que tienen algo en común. Te preguntarás en qué punto pueden coincidir dos factores que nos llevan a sentirnos de manera tan distinta, pero la respuesta es tan contundente como sorprendente: son factores externos.
Tú puedes responder por tu rendimiento y por la educación que le has dado a tu hijo, pero no controlas ni las reacciones ni las actitudes de los demás. Por lo tanto, las felicitaciones de tu jefe y las mentiras de tu hijo no son lo que deberían hacerte sentir bien o mal, sino la forma en la que tú has actuado para con ello.
Supongamos que los resultados son opuestos: tu jefe te llama la atención por bajo rendimiento y tu hijo es totalmente sincero y no te oculta nada, pero en el primer caso te has esforzado al máximo para lograr un excelente rendimiento, mientras que en el segundo has sido negligente con la educación de tu hijo. ¿Te sentirías sumamente devastado por tu rendimiento laboral y en extremo feliz por la educación brindada a tu hijo?
Acabas de comprobar que la autoestima nunca puede depender de los pensamientos, sino que, para ser un sentimiento realista, necesita apoyarse en los hechos. Los pensamientos van y vienen, quien siempre se queda eres tú.
¿Cómo reencontrarme con mi autoestima?
En primer lugar, debes sabe que tú eres quién piensa, no lo pensado. Por lo tanto, mediante la práctica puedes encontrar la paz, la abundancia, la valía y la armonía, dentro de ti mismo.
La clave se encuentra en ampliar la consciencia y en modificar lo que pensamos de nosotros mismos. Concentrémonos en nuestras acciones y en nuestra esencia. Ellas son las que nos llevarán a lograr el bienestar que eleva la autoestima.
Disfruta de este vídeo para seguir profundizando: