Cómo despedirte de la frustración y cambiarla por la paz interior

La frustración es una sensación de malestar que nos lleva a hacernos sentir mal en nuestra propia piel. En algunos casos, puede llegar a ser limitante, ya que nos impide disfrutar del aquí y del ahora, al tiempo que nos tranca el camino que nos permite seguir avanzando.

Es por ello que nos interesa saber cómo nos podemos desprender de ella y seguir adelante.

A tales efectos, necesitaremos comprender por qué surge la frustración y cuáles son las herramientas de las que hoy mismo disponemos para despojarnos de ella y vernos libres de este yugo que nunca pedimos tener.

¿Dónde nace la frustración?

Antes de combatir a este enemigo, será necesario que lo conozcamos. De modo que explicaremos de dónde proviene esta sensación que, una vez que anida en nosotros, tan difícil resulta quitárnosla de encima.

La frustración comienza a gestarse en nosotros cuando las cosas no están ocurriendo del modo en el que yo quiero.

Es decir, tengo ciertas expectativas en mi mente, las cuales surgieron en parte por mi voluntad y en parte por mi imaginación que me llevan a creer que la realidad podría ser como a mí me gustaría.

Y esto es en parte correcto, ya que, dentro de todas las posibilidades que caben, una de ellas es como a mí me gustaría. No obstante, si siento frustración porque lo que quiero que ocurra de determinada forma y no lo hace, depende de los demás, me estoy olvidando de la tríada que me salvará de todo posible malestar ocasionado por la frustración.

La tríada que me recuerda lo que está bajo mi control

Lo hemos hablado en otras oportunidades y este es el momento perfecto para recordarlo: hay solamente tres cosas que puedo controlar:

  • Lo que siento
  • Lo que pienso
  • Lo que hago

Por lo tanto, si la frustración aparece a causa de factores ajenos a esto que está bajo el dominio de mi control, puedo modificarla.

¿Cómo me libero de la frustración?

Existen dos caminos hacia la liberación de la frustración:

  • Soltar las expectativas
  • Activar la aceptación

Si son las expectativas que me había forjado las responsables de mi actual estado de frustración, tengo el pleno poder de soltarlas y comenzar a transitar por el camino de la aceptación.

La pregunta que persiste es ¿cómo lo logro? Ante lo cual aparece un nuevo abanico de respuestas:

  • Confía en la vida
  • Olvídate de lo externo y focalízate en ti
  • Despójate de la culpa

Hay una realidad indiscutible y esta es que, cuánto más altas sean mis expectativas, más baja estará mi aceptación si la realidad no se acopla con ellas. Por ello es que necesitaremos concientizarnos de que no tenemos ni la culpa ni la responsabilidad de lo que hacen los demás.

Por ende, si hacer realidad mis expectativas depende del accionar de otras personas, estoy enfocándome del modo incorrecto.

Lo externo no puede influir en la forma en la que me siento, sino que debo focalizarme en mí, en mi interior, en mi accionar y en lo que puedo controlar, para comenzar a deshacerme de la frustración.

Confiar en la vida es una de las estrategias que más nos ayudará a decirle adiós a la frustración. Ponte a pensar cuántas veces has deseado algo con todo tu ser, pero se terminó dando exactamente lo opuesto. Al principio, frustración probablemente fue lo mínimo que sentiste; sería de esperar que la desesperación y la desesperanza se hubieran apoderado de ti. No obstante, con el devenir de las circunstancias, pronto terminaste agradeciendo que todo se diera de ese modo.

En conclusión, está claro que sabemos lo que queremos para nuestra vida, pero está aún más claro que no sabemos lo que nos conviene.

¿Está tu vida en un semáforo en rojo?

La próxima vez que te detengas ante un semáforo en rojo, pregúntate si tu vida no estará ante uno de ellos también.

La espera, la paciencia que debemos desarrollar, el disfrute del momento… son todos ingredientes que forman parte de lo que significa un semáforo en rojo, el cual es todo lo contrario a una barrera que nos impide progresar, sino que se trata de la pausa necesaria para proseguir con más fuerzas aún.

Si te sientes estancado, pregúntate qué es lo que la vida te quiere indicar que asumas y que asimiles antes de proseguir tu camino.

Cuando aceptes que estás en una fase de aprendizaje, llegará para ti la paz.

 

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