Los pensamientos obsesivos son ideas que repetimos en nuestra mente, aparecen de forma recurrente y dominan nuestra atención. Reconocer que estamos teniendo este tipo de pensamientos es fundamental para pararlos y reinterpretar esta situación.
A veces, cuando tenemos algún problema en el trabajo, o una discusión con nuestros hijos o un problema económico, etc., solemos darle vueltas y más vueltas a lo mismo.
Este tipo de pensamientos se asocia con estados de ansiedad y emociones negativas por eso debemos darnos cuenta de que, en realidad, este es solo un pensamiento más al que le hemos dado mucha energía.
Cuando nosotros mismos nos calificamos diciendo que tenemos pensamientos obsesivos, que hay algo malo en nosotros, nos limitamos. Nos estamos poniendo piedras en el camino y aparece la culpabilidad.
Todos en algún momento hemos tenido este tipo de pensamientos, el primer paso es normalizar esta situación. Tener estos pensamientos no es tan grave si nos damos cuenta de que debemos quitarle peso para que pierda fuerza y así poder hacer los cambios necesarios. Si le damos una mirada mucho más amable será más fácil ponerle freno.
Realmente, la mayoría de las cosas que nos preocupan, si le damos otra visión, pierden peso y ahí es donde se produce esa transformación.
¿Cómo podemos deshacer este tipo pensamiento?
Primero, reconocer que somos nosotros los que decidimos elegir esa idea, por eso solo nosotros somos los que podemos eliminarla.
Segundo, cuando tenemos este tipo de pensamientos y NO le ponemos consciencia le vamos dando mucha energía y al final se hace enorme. Le hemos dado mucha fuerza, ¿qué hemos hecho? Repetir y repetir y ahí es donde empiezan las ideas obsesivas, con la repetición.
Cuando nos sumergimos en esa repetición empezamos a sentirla, empezamos a enredarnos en esa idea y nos vamos sumergiendo en todo ese mar. No vemos nada más y nos olvidamos de que hemos sido nosotros los que hemos empezado a meternos.
No hay idea que no hayamos alimentado que no hayamos fabricado nosotros mismos.
A veces culpamos a otros, mandamos la responsabilidad a situaciones, a personas o a cosas que han pasado, pero solo nosotros tenemos esa responsabilidad de darnos cuenta de que esa idea la hemos elegido nosotros. Nosotros hemos elegido darle esa fuerza, cada vez que la repetimos lo hemos hecho para culparnos y no se trata de culparnos, sino de reconocer esa responsabilidad.
Si no nos hacemos dueños conscientes de que somos nosotros los que tenemos que cambiarlo y no esperar que lo de fuera cambie, esto no va a cambiar y ahí perdemos nuestra paz interior.
Tenemos que darnos cuenta de que somos el director, el líder de nuestra mente y que nos va a permitir frenar. Hay muchos mecanismos de frenada. Si el globo se hace muy grande y no nos deja ver nada habrá que ir sacando el aire poco a poco. A veces, se deshincha de golpe, porque sucede otra cosa que nos cambia el foco en un segundo y, aquello que parecía un universo, desaparece.
¿Qué mecanismos tenemos para frenar?
Reconocimiento
Es el primer paso para empezar a poner freno a estos pensamientos.
Meditación
Cuando estamos dándole energía a algo tenemos que quitarle la fuerza y, para quitarle esta fuerza, nada mejor que enfocar la mente con esta práctica.
Respiración
Podemos contar respiraciones. Ir contando a nuestro ritmo. Podemos contar treinta respiraciones, si estamos muy atrapados/as. Esto lo podemos hacer en segmentos de tiempo y, poco a poco, la energía empezara a volver a nosotros y todo ese globo se irá desinflando.
Y, sobre todo, ser amable con nosotros mismos. Darnos el permiso de haber inflado en exceso ese globo, ahora debemos darnos la oportunidad de vaciarlo, de esta manera se hace todo más fácil, de esta manera entendemos que le hemos dado mucha energía a una idea y que esta se ha hecho muy grande.
Ahora que lo sabemos tenemos la oportunidad de poder cambiarlo.
Recuerda:
¡Lo reconozco, freno, meditación y/o técnicas de respiración…!
Aquí te comparto este vídeo donde encontrarás información importante sobre este tema.