¿Tu pareja te pide ayuda? ¿Un amigo necesita de ti?
¿Sabes que muchas veces cuando queremos ayudar lo que realmente hacemos es lo contrario?
Si cuando ayudamos al otro nos perjudicamos a nosotros, esto no tiene sentido. Es como
cuando hay alguien en una piscina y nosotros, sin saber nadar, nos tiramos a ayudar. ¡Los dos podemos acabar ahogados!
Ayudar a alguien que nos pide apoyo puede ser un desafío, especialmente cuando nosotros mismos estamos lidiando con problemas. Sin embargo, hay formas de ofrecer
ayuda sin descuidar nuestro propio bienestar:
1. Reconoce tus límites: Es importante ser consciente de tu estado emocional y mental.
Si sientes que no puedes ofrecer el apoyo que esa persona necesita, está bien decirlo. La honestidad es clave.
2. Escucha activamente: A veces, lo que más necesita una persona es ser escuchada. Puedes ofrecer tu oído y tu tiempo para que se sienta comprendida. No siempre es necesario dar soluciones; a menudo, solo necesitan desahogarse.
3. Ofrece apoyo emocional: Asegúrate de que la persona sepa que te importa. Un simple «Estoy aquí para ti»; puede hacer una gran diferencia. A veces, el apoyo emocional es más valioso que cualquier consejo.
4. Sugiere recursos: Puedes ayudarlos con las herramientas que conoces para que ellos encuentren recursos que puedan ser útiles.
Pero, sobre todo, cuida de ti mismo: No olvides que tu bienestar es importante. Si
sientes que ayudar a esta persona te está afectando negativamente, es completamente válido tomar un paso atrás y priorizar tu salud mental.
¿Quieres ayudar? Esta es la mejor manera
Queremos que la gente que nos importa esté bien, igual que nosotros queremos estar bien, pero tenemos que ser conscientes de que la mejor ayuda que podemos ofrecer es
ayudarnos primero a nosotros mismos.
La mejor manera de ayudar es estar al servicio, pero cuidándonos.
Podemos darle información, recomendarle algún curso que a nosotros nos haya ido bien, un libro que le haga reflexionar, unas palabras de apoyo, pero la mejor manera es nuestro ejemplo, nuestra calma, nuestra paz. También nuestra comprensión y comunicación.
A veces es simplemente estar ahí, sin querer manipular o controlar. Podemos mostrarle el camino, pero es esa persona la que tiene que andarlo.
No puedes cambiar a nadie solo tú puedes cambiar
Muchos alumnos suelen decirme: «Majo, me has cambiado la vida» y yo les respondo: «No, solo tú puedes cambiarla. Yo no hago milagros».
Tú puedes inspirarlos, animarlos, pero siempre manteniendo tu equilibrio y serenidad. En realidad, por mucha ayuda que ofrezcas si el otro no quiere, no puedes forzar la situación. Algunas veces las personas necesitan pasar por esa experiencia vital para aprender.
Tenemos que hacer nuestra parte, facilitar los recursos que esta persona necesite y una vez que los tenga, ya es algo que tiene que hacer ella misma, ya no depende de nosotros.
Esto no quiere decir que no ayudemos, que le demos de lado, pero no nos podemos sumergir al mismo nivel porque si no los dos podemos acabar ahogados.
En cada situación cada uno tiene su poder y sus recursos. En cualquier momento podemos necesitar que le tiremos
Recuerda siempre esto: para poder ayudar cuida de ti mismo primero.
Aquí te dejo un vídeo donde encontrarás más información sobre este tema: